sábado, 16 de diciembre de 2017

Elegimos en el Génesis la escalera de Jacob, por la que los ángeles ascienden y bajan del cielo

Dicen de las escaleras que éstas deben poder subirse manteniendo el ritmo para evitar caídas. Para ello, su pendiente ha de ser constante. Al parecer, la razón geométrica entre la profundidad de sus peldaños (llamada huella) y la altura de éstos (llamada contrahuella, tabica o peralte) debe ser constante. Pero eso no se cumple en pinturas de la escalera de Jacob, donde  los escalones de abajo son amplios y llenos de almas y ángeles, pero según vamos subiendo la mirada observamos que los cuerpos van cayendo por los laterales, y así los últimos trechos están limpios, puros y casi vacíos.

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