sábado, 5 de agosto de 2017

Donde no hay sentido, el juego de espejos del laberinto lo otorga

Nunca he pensado que las cosas tuvieran más sentido  que aquel azar y necesidad de Monod. Pero quizá las lecturas de Borges y Eliot a veces me hacen reparar en aquellos sitios y escenarios donde una vez estamos y, pasa el tiempo, y volvemos y sentimos que alguna clave oscura nos enseña la coincidencia. Aquí, por ejemplo, este hotel jerezano donde imaginé estar, y esa valla donde compramos hace un año una pala de madera, ahora adquieren significado.

C2

No hay comentarios: