jueves, 26 de enero de 2017

"Que este vivir mío no era sólo/ mi vivir: era el nuestro". (Pedro Salinas)

Los caminos tienen una marca de tiza, como en los viajes de Verne, y en nuestro caso fue en agosto de 2015, casi como los veranos de Pavese. Y allí se inició un laberinto, con puertas, ventanas y pasillos, que nos lleva por pieles, arenas y deseos, que nos arrastra con anclas y anzuelos por días memorables, tardes de luz, y noches faro, hacia un camino que no sabemos, pero que los dos agarramos con nuestras manos, fuertemente.

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