Nunca se olvida el olor a mar de los puertos, ni esa forma de quilla de barco que toman las casas cuando se asoman a la mar. Y nuestra memoria vuelve y revuelve hacia esa posada del Almirante Benhow, de Stevenson ("La Isla del Tesoro"). Del piano que hace olas y pulsos de sangre en la taberna cantada por Lluis Llach ("A la taverna del mar"), o en ese eterno gemido de Jacques Brel, cuando nos habla de esos "marineros que duermen como oriflamas caídas", en "Amsterdam".
Así, este recuerdo se erige como faro de la memoria, como nautilus del fin del mundo, como lo que el mar nos abandona entre los brazos, como la mirada de las sirenas naufragando en el orgasmo de los marineros que vuelan sobre el océano.
PD: https://es.wikipedia.org/wiki/La_isla_del_tesoro https://www.youtube.com/watch?v=eFPGGVzK4Xs https://www.youtube.com/watch?v=7zyycg7G0hY
C2
No hay comentarios:
Publicar un comentario